domingo, 19 de junio de 2011

X-MEN: FIRST CLASS * * * 1/2


Michael Fassbender y James McAvoy como los jóvenes
Magneto y Charles Xavier en "X-Men: First Class".

No estoy seguro si realmente sea necesaria una precuela para la digna franquicia sobre los X-Men, iniciada por Bryan Singer hace 10 años. Creo que para lo único que vale la pena X-Men: First Class (2011) entretenida niñería palomera dirigida por Matthew Vaughn, es para enterarnos cómo es que Charles Xavier y Erik Lehnsherr alias “Magneto”, acabaron siendo archienemigos. Es algo que siempre me intrigó desde las películas originales, el por qué detrás de los maduros líderes existía una especie de trasfondo amistoso, de admiración, resentimiento y odio al mismo tiempo, que acabó trágicamente en X-Men: The Last Stand.

Lo que logran tanto James McAvoy y Michael Fassbender, interpretando a los jóvenes Charles Xavier y “Magneto”, respectivamente, es una convincente química en pantalla. Siendo jóvenes construyen una fuerte amistad, basada en los traumas emocionales que comparten, donde Xavier fue mentor de Magneto. Este último, recordemos, fue un niño que creció en un campo de concentración (sí, los nazis vuelven en esta película). Mientras, Charles Xavier es una especie de niño genio superdotado, con poderes telepáticos y una relación romántica no muy bien resuelta con la atractiva chica azul-escamosa, Mystique, quien de adolescente fue conocida como Raven y estaba del lado de los buenos (interpretada por la guapa nominada al Oscar Jennifer Lawrence).

Me sorprendió ver que Vaughn, director de la genial, de humor negrísimo y políticamente incorrecta Kick-Ass, no haya dirigido una película de superhéroes algo más arriesgada. Para ser sincero, la película es una total niñería, claramente dirigida para un público preadolescente. Hay instantes espectaculares (las dos escenas con Magneto tratando de controlar un submarino), pero también otros de total parodia involuntaria. En serio, un poco más y el filme parecería Austin Powers en el mundo de los superhéroes. January “Mad Men” Jones parece una de las modelos rubias de la saga de Powers, Xavier diciendo “groovy”, etc.

En tanto, el villano caricaturesco interpretado por Kevin Bacon también parece como salido de los filmes de Austin Powers. De hecho, Bryan Singer funge como productor de la película, pero no se nota mucho su mano en ella. En general, la trama es una mezcla de hechos históricos con ficción. Ambientada en la Guerra Fría, a principios de los 1960, el caso es que los recién creados X-Men, fueron los que ayudaron al presidente Kennedy a resolver el conflicto de los misiles en Cuba y Rusia. Hay una escena de antología: las fuerzas navales norteamericanas y rusas acaban unidas para acabar con la amenaza mutante que representan los juveniles X-Men. Se puede ver, aunque no espere algo mejor que los filmes de Bryan Singer.

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