sábado, 30 de agosto de 2014

TO ROME WITH LOVE * * *

CANTANDO BAJO LA DUCHA.
Fabio Armiliato, Woody Allen y Judy Davis.
La carta de amor europea de Woody Allen a Italia y a la Dolce Vita inmortalizada por Fellini. La película sigue mostrando a un director en forma, pero con signos de agotamiento en sus temas, y de comenzar a repetirse a sí mismo. Soy un gran fan de Woody Allen, y sinceramente, disfrute la película. Es visible, graciosa, quizás sin un balance perfecto de todos sus elementos, pero funcional. Es verdad también que nos encontramos con otra película "turística" de Allen, su clásica "postal cinematográfica", en la que inevitablemente cae cuando dirige un filme por primera vez en X ciudad europea.

La película es un entretenimiento pasajero, en donde varias historias (sin una conexión aparente) tienen lugar en Roma. Una de las historias, protagonizada por Jesse Eisenberg, Ellen Page y Alec Baldwin, es una completa canalización de la idea principal de Play It Again Sam (la adaptación al cine de su obra teatral, más original, experimental y graciosa). Está bien actuada, pero se siente predecible, y si uno tiene experiencia viendo filmes de Allen, su conclusión se telegrafía desde la aparición de Page. Su personaje es una actriz liberal y de mente abierta, que llega de visita a Roma a visitar a su amiga (Greta Gerwig), a su vez novia de un estudiante de arquitectura, Jack (Eisenberg). Rondando los laberínticos callejones de Roma, Jack se encuentra con un renombrado arquitecto (Baldwin) de visita en la ciudad, donde vivió durante su juventud de estudiante. Y el tour comienza visitando el Coliseo, ruinas y otros monumentos romanos. El personaje de Baldwin se convierte en una presencia intrigante, omnipresente, acompañando a Jack en todo momento. Hay ocasiones en que Baldwin parece ser una presencia imaginaria, creada por la mente de Jack, como si fuera su alter ego, así como el juez y crítico burlón de todos sus actos.

La historia más rescatable es, precisamente, la protagonizada por Woody, quien interpreta a un retirado productor de música clásica. Junto a su esposa (Judy Davis) viaja a Roma a conocer a la familia del prometido de su hija (Alison Pill). En plena crisis existencial por estar desocupado, Jerry (Allen), verá la oportunidad de dejar de sentirse "muerto en vida", al descubrir que su futuro consuegro (el tenor en la vida real Fabio Armiliato), dueño de una funeraria -para colmo- es un tenor nato y con una voz privilegiada. El problema, es que el hombre únicamente es capaz de cantar en la ducha, además de que su hijo de ideas comunistas se opone completamente a ello ("mi padre canta para sí mismo, no por dinero"). Jerry tendrá un plan, que nada más podría verse en uno de esos pequeños relatos cómicos producto de la mente de Allen: llevar a Giancarlo, nuestro aspirante a tenor,  al escenario --- con todo y ducha. La escena de la primera audición es graciosa, y Giancarlo podría ver su sueño realizado de cantar "Pagliacci" frente al público.

En contraparte, las dos historias restantes se quedan más bien a un nivel promedio. En una de ellas, la premisa es original, e interesante; juega con el extremo y la espontaneidad. En ella, Allen quiso tal vez hacer un pequeño homenaje cómico a La Dolce Vita y burlarse de los paparazzi, el sensacionalismo y la banalidad del chisme televisivo. Roberto Benigni interpreta a un hombre de familia promedio, al que una mañana los reporteros empiezan a asediar, queriendo saber todos los detalles de su vida privada. Benigni está bien (digamos, tolerable) durante toda la historia, en donde Allen explora un lado inesperado del actor, de manera inteligente e inimaginable: haciéndolo ver como un ser vulnerable, tremendamente afectado por verse convertido en una celebridad instantánea e inexplicablemente. 

La otra historia, la menos lograda en comparación, es aquella sobre una pareja provinciana de recién casados (Alessandro Tiberi y Alessandra Mastronardi), que llegan a Roma a pasar su luna de miel. Las cosas se complican cuando ella se pierde en la ciudad, y acaba involucrada en un romance con un célebre actor de cine (Antonio Albanese). Mientras, el marido se ve sumergido en una farsa al tener que inventar a sus tíos que una atractiva prostituta (Penélope Cruz) es su esposa. Un buen comienzo para una historia que, si bien tiene enredos graciosos a la mitad, acaba siendo algo inverosímil.

En general, una película dispareja, pero es indudable que Allen supo darle cierto encanto. Gracias a ello, To Rome With Love es pasable, entretenida, aunque no la gran película romana que se esperaría de Woody.







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